jueves, 2 de septiembre de 2010

esto no es más que un à bientôt

Estimados seguidores:

El extracto que sigue fue escrito en París, lunes 30, horas antes del embarque.
Por motivos sentimentales, y porque las despedidas son muy duras, no nos habíamos decidido hasta ahora a cerrar un capítulo tan importante en nuestra vida, como este noblog.

...A pocas horas de la hora H, el regreso, el corazón comienza a palpitar arrítmicamente y sentimos que algo ha cambiado para siempre en nuestra alma ibérica. Después de quemar París ayer sábado en Le caveau de la Huchette, observando, nunca bailando (aunque Elisa salivaba viendo como varios bailarines sacaban brillo a la pista bailando un swing desenfrenado), hoy domingo ha sido jornada de reflexión. Aún así, no hemos podido resistirnos a visitar la Fundación Cartier de artre contemporáneo para ver a Takeshi Kitano mofarse de su propia cultura sin pudor...

....ya en Madrid, y tras recibir merecidas críticas de lectores seguidores por no habernos despedido comodiosmanda, aquí va nuestro à bientôt, les enfants, dormez bien.

sábado, 28 de agosto de 2010

Vive la France!

Hoy es sábado y tenemos plan para esta noche. Pero no lo desvelaremos hasta mañana, fieles seguidores, porque hoy toca lo que toca. Ayer.

París desde el Arco de Triunfo. Otro de los puntos de París con más turistas por centímetro cuadrado. Llegar a él andando desde las Tuileries y marchando por los Champs Elysées es más cansado que hacerlo a caballo. Aunque el monumento fue construido para verlo de lejos y pasar por debajo, a poder ser después de haber ganado alguna batalla, la vista desde arriba es bastante singular. Uno no está en el centro geográfico de París. Pero los urbanistas sacaron 10 líneas rectas desde este punto. 10 líneas que se convirtieron en 10 grandes avenidas de París.



Después de dar unas cuantas vueltas, hacernos las fotos necesarias para que no se aburran de tanto leer, bajamos las escaleras de caracol, en manada con otros cuantos, y nos fuimos en metro hasta Bercy.

Cambio de tercio. La cinemateca francesa con su museo del cine. Tocamos zoótropos y demás artilugios precursores del cine, y nos maravillamos con los inventos de los Lumière. Aunque nos dejaron perplejos algunas proyecciones de películas horteras made in France, muy cerquita de la reproducción del androíde de Metrópolis, pero no lo tuvimos en cuenta. Son pequeños detalles. Criticamos con cariño, ya lo saben nuestros fieles seguidores, que aquí no hay un sentimiento antigalo, si no un poco de envidia de ver lo artistas que son haciendo que todo parezca un poquito francés y en poner de relieve hasta lo más insignificante. Vive la France!


Pero en el fondo, y retomando una frase del gran profeta Daniel, esta ciudad juega en otra liga, y cruzando una pasarela que parece inspirada en la famosa banda de Moebius, nos encontramos con los cuatro libros abiertos que forman la Biblioteca Nacional de Francia.


















Tenemos que arreglarnos y organizarnos para esta noche, así es que, sin más, nos despedimos.
Bonne soirée, les enfants, amusez-vous bien. Que nosotros nos vamos a quemar París.

viernes, 27 de agosto de 2010

Existe Bach

Jueves.

El metro nos llevó hasta Porte de Pantin, y entramos en el Museo de la Música. Pero antes, un noisete y una cocacola gourmet por el módico precio de 5 euros los 33 cl, cifra que esperamos superar en los próximos días.

Está claro que Francia está a años luz de España en cuanto a valoración de la música. De nuevo un edificio como es debido. La visita empezó tranquila desde siglo XVII con el nacimiento de la ópera, y por supuesto tenían que nombrar a Monteverdi, un  italiano. Pero el escándalo se produjo cuando un retrato de Rameau, un gran músico y teórico francés barroco, nadie lo duda, presidía la sala de esa época. Buscamos detrás de los violonchelos, entre las cuerdas del clavecín, incluso en la caja de la viola de amor, pero no había ni rastro de J.S.Bach. Todo empezaba a encajar cuando observamos que Berlioz otro compositor francés dejaba sin hueco a Beethoven o Brahms en el mundo de las sinfonías. Y en el siglo XX, Boulez  y más Boulez, otro francés, todavía entre nosotros, le hacía oídos sordos a Schoenberg.


Con tanto chovinismo musical, nos entró hambre, un clásico en nosotros. Habíamos quedado con Paquita para comer y nos llevó a un restaurante por el barrio.  Desde el kirsh, de aperitivo, hasta los fromages, todo fabuloso y nada que objetar. Como el barrio estuvo ocupado en tiempos por el antiguo matadero de la ciudad, las carnes se deshacían en la boca. Paquita nos contó su historia, de entradas y salidas de Francia por los Pirineos, de su trabajo para la casa de la familia Hermes, y luego y sobre todo, de la Ruche.

La Ruche fue protagonista durante el café, en su casa. Paquita sacó el gran libro de la historia de este edificio construido por Eiffel y casa de artistas, desde Chagall a Arroyo. En la Ruche también sigue el espíritu de Ríos, que sirvió de inspiración para muchos de los artistas que lo conocieron. Allí está Ríos en el jardín, llenando con su figura esbelta todo el espacio.

Gracias, Paquita, por la comida, y gracias por llevarnos a tu casa, y enseñarnos las obras que te dedicaron tantos artistas, y por compartir con nosotros una vida tan intensa.

los 7 pasos para escribir un comentario

Escribir un comentario en un blog consta de los siguientes pasos:

1. si usted tiene una cuenta de google, es decir, por ejemplo, en gmail, no debería usted tener problemas para escribir un comentario, y por lo tanto escriba su comentario, escoja el perfil de cuenta de google en el desplegable. Va a ser redireccionado/a a una página donde le piden usuario y contraseña. Para finalizar el proceso vaya al paso 7.

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5. No se asuste, estas instrucciones son para crear un blog. No importa que usted no quiera ser blogger, su blog puede estar vacío. Le piden una cuenta de correo. Tiene usted que asociar este blog a una cuenta de correo que usted YA tiene, que puede ser de cualquier tipo (yahoo, hotmail...)

6. cuando acepte las condiciones de uso, el sistema le llevará directamente a la página donde usted había escrito su valiosísimo comentario.
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jueves, 26 de agosto de 2010

El misterio del mosaiker

Queridos e incondicionales seguidores:
En nuestros interminables recorridos por París nos hemos encontrado en las esquinas de muchas calles estos seres de origen alienígena pixelado.  





Ofrecemos una recompensa de dos Camenbert y un Croissant a quien aporte información  acerca de su autor.

Los efectos sicotrópicos sobre Rogers y Piano

Mercredi.

Parece que nuestro paladar se ha acomodado a los croissants de Paul, un local que a pesar de su apariencia de modernito franquiciado, que lo es, lleva desde 1889 haciendo pain para los franceses y actualmente para medio mundo. La cuestión es que, de momento y tras varias catas, es el que mejor muere en boca.

Lo teníamos claro,  hoy entrábamos en el Pompidou, el templo del Richard  Rogers y del Renzo Piano. Menudos dos! La que armaron a pocos metros de Nuestra Señora. La sensación de caos que se tiene desde el exterior se suaviza una vez se llega a las entrañas del edificio. Los tubos te van absorviendo con elegancia, y a medida que se sube, la aprensión se desvanece. Hay que ir en busca de los corazones, del cuadrado negro de Malevich, de los tejidos y alfombras de Matisse, del azul marca registrada de Klein, del coche despedazado de Raushemberg emitiendo sonidos desde no se sabe qué dimensión, de...


Nos fuimos a por otra cara de París, la del couscous y la merguez, y la de Tati, nuestro Sepu que en paz descanse. Subimos al Montmartre por la cara norte, que en este tiempo es lo más sensato, ya que consta de un funicular que te hace la subida más liviana.

Una vez situados en la cúspide, ubicamos en el mar de tejados grises que nunca acaba, la Tour Montparnasse, el Pompidou, la gare du Nord, y desplazándonos un poco a la derecha, la Tour Eiffel. Cuando ya empezábamos a desfallecer decidimos emprender el descenso. Teníamos el gaznate puesto en una brasserie con RH más francés que la merguez y el couscous. Le Bouillon Chartier. Una gran flecha fluorescente indicaba el callejón por el que se entraba. Eran las 19:30 y había gente esperando. El pase museo cuya desventaja es que nos ha hecho alérgicos a las colas, no impidió que la hicieramos como polluelos que esperan a mamá con el pico abierto. La cola después de todo, no era para tanto.

Una chica muy simpática con walkie talkie nos iba sacando de la cola a medida que se vaciaban las mesas adecuadas a nuestro número. La de dos no tardó en quedarse libre, y entramos en una sala con mesas tan juntas que apensas si dejaban pasar a los camareros-equilibristas que corrían llevando bandejas de dimensiones desorbitadas con decenas de platos en cada una. El sonido de voces invadía todo el escenario art decó.

Y he aquí lo que pedimos: una ensalada verde, un tartare, un faux filet, unos profiteroles y un pichet de vin. Y eso fue lo que nos sirvieron, así, sin florituras y sin guarniciones sofisticadas. El plato básico. Tomen nota fieles seguidores, cuando vengan, si no han estado, no se lo pierdan.

Et voilà, ¿qué más podemos decir?

Cambio de planes


Martes.

Ya sabemos que vamos con retraso, pero el cansancio se acumula y aunque el ánimo sigue alto, las fuerzas por las noches fallan. Pero, qué digo, qué decimos, NO HAY DOLOR, como diría Rocky, y todo sea por complacer a nuestros queridísimos y fieles seguidores, que se han incrementado en un 150% en tan sólo 2 días. Estamos creando masa crítica. Y esto se está convirtiendo en una gran responsabilidad.



Si el Pompidou cierra los martes, no se preocupen que hay cien o mil alternativas. La antigua estación de Orsay nos recibió al otro lado del Sena. ¿Por qué tenemos todos las mismas ideas? Dentro no cabía un alfiler, y cuando nos acercábamos a los grandes, a Renoir y compañía, las masas se multiplicaban.

Al entrar en el museo hay que reconocer que impresiona. Llámennos atrevidos, ignorantes y critocones pero al observar detenidamente la intervención de los 4 arquitectos que reconviertieron la antigua estación de Orsay de París en museo, algo no encaja. Tal vea sean las estancias algo faraónicas o los puentes de hierro imitando la estructura original pero..... en fin manías nuestras.

Por supuesto nos agenciamos una audioguía con su cuerda para colgar y su teclado para los números, muy completa. Comenzamos con Delacroix, que aunque parezca y sea todo un romántico, nos sorprendió con una caza de leones. Para no estar dentro del movimiento impresionista, parece ya un poco outsider. Luego Cezanne y sus jugadores de cartas y Renoir y su 'Le Bal au Moulin de la Galette' y Monet y sus nenúfares y Seurat, el del puntillismo y Manet y su 'Desayuno en la hierba' y Courbet y su 'Origen del mundo' y más y más y más.

De vuelta a casa nos desviamos para visitar Saint Germain-des-Pres. Algo cansados pero satisfechos por haber cumplido nuestra labor turística, regresamos a la maison Garmón. Hogar dulce hogar.