viernes, 27 de agosto de 2010

Existe Bach

Jueves.

El metro nos llevó hasta Porte de Pantin, y entramos en el Museo de la Música. Pero antes, un noisete y una cocacola gourmet por el módico precio de 5 euros los 33 cl, cifra que esperamos superar en los próximos días.

Está claro que Francia está a años luz de España en cuanto a valoración de la música. De nuevo un edificio como es debido. La visita empezó tranquila desde siglo XVII con el nacimiento de la ópera, y por supuesto tenían que nombrar a Monteverdi, un  italiano. Pero el escándalo se produjo cuando un retrato de Rameau, un gran músico y teórico francés barroco, nadie lo duda, presidía la sala de esa época. Buscamos detrás de los violonchelos, entre las cuerdas del clavecín, incluso en la caja de la viola de amor, pero no había ni rastro de J.S.Bach. Todo empezaba a encajar cuando observamos que Berlioz otro compositor francés dejaba sin hueco a Beethoven o Brahms en el mundo de las sinfonías. Y en el siglo XX, Boulez  y más Boulez, otro francés, todavía entre nosotros, le hacía oídos sordos a Schoenberg.


Con tanto chovinismo musical, nos entró hambre, un clásico en nosotros. Habíamos quedado con Paquita para comer y nos llevó a un restaurante por el barrio.  Desde el kirsh, de aperitivo, hasta los fromages, todo fabuloso y nada que objetar. Como el barrio estuvo ocupado en tiempos por el antiguo matadero de la ciudad, las carnes se deshacían en la boca. Paquita nos contó su historia, de entradas y salidas de Francia por los Pirineos, de su trabajo para la casa de la familia Hermes, y luego y sobre todo, de la Ruche.

La Ruche fue protagonista durante el café, en su casa. Paquita sacó el gran libro de la historia de este edificio construido por Eiffel y casa de artistas, desde Chagall a Arroyo. En la Ruche también sigue el espíritu de Ríos, que sirvió de inspiración para muchos de los artistas que lo conocieron. Allí está Ríos en el jardín, llenando con su figura esbelta todo el espacio.

Gracias, Paquita, por la comida, y gracias por llevarnos a tu casa, y enseñarnos las obras que te dedicaron tantos artistas, y por compartir con nosotros una vida tan intensa.

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